Voy llegando, «Sí, que pase por favor», «¿Chela o piscola?», «Aquí están tus cigarros», «¿Prendo la parrilla?», «¿Chicas, Aperol, Ramazzotti?», «Cacha que el otro día», «¿Te acordai de?», «¿Y la vez que?», «Cacha este video», «¿Puedo ocupar esta taza?», «¿Tenís papelillos?», «Tú tienes mi fuego», «¿Y qué pasa con unos FIFAs?», «¡Me encanta está canción!», «¿Cómo va la pega?», «¿Fuiste a votar?», «Al seco», «Ese farol no alumbra», «Foto, foto, foto», «¿Dónde hay destapador?», «Cachaste que volvieron?» «Acá hay papitas y otras cosas para picar», «Marco trae hielo», «Qué bonitas están tus plantas», «¿Los vencinos son buena onda?», «Yo ando con tabaco», «Acá hay carne, y acá zapallitos con queso», «Vamos a quedar cortos», «Pidamos al tiro», «dale»… Así se siente un carrete, y es solo una pequeñísima muestra. Cada vez que nos juntamos con amigos pasan miles de cosas como estas, y muchísimas más por supuesto. Dringo es el combustible del carrete, ese amigo que se la juega para que no falte nada y que todos podamos seguir carreteando.
Creamos una marca con un tono divertido y joven, lo que queda totalmente graficado en un set de ilustraciones que nos permiten hablar de productos, preparaciones y momentos. El carrete como expresión de situaciones que en su mayoría recordamos con una sonrisa.